Si no pides, no lo recibirás

 

 

Por Armando Salgado

¿Te gustaría obtener los mejores regalos de la vida? ¿Se te antoja sanar tu cuerpo, tener abundancia y una vida llena de gozo y plenitud? ¿Quieres rodearte de bendiciones cada día de tu vida? … ¿Y por qué no? ¿Quién dijo que no se puede obtener todo lo que queremos?
“Pide y se te dará” es una de las frases más conocidas por las personas que practican la ley del pensamiento, la metafísica o la espiritualidad avanzada. Es una frase que contiene una enseñanza poderosa y gran sabiduría en su interior. Con la frase podemos entender la sencillez con la que opera el universo y lo que conocemos como petición, palabra u oración, pues sin duda simplemente pidiendo, se nos dará.
Pero de nada sirve decir “Pide y se te dará” si hay algo en nosotros que se resiste a creerlo. Y es normal sentir resistencia a la frase, porque de alguna forma, cuando no hemos vivido algo como una verdad, la mente suele rechazarlo o negarlo. La creencia es algo muy distinto a saber algo con certeza. Yo puedo creer que afuera de mi casa hay un caballo, pero si no salgo y veo si esta el caballo, entonces no sabré exactamente si esta el caballo o no, y dudaré, no hablare con real certeza, y no podré estar totalmente seguro. Mientras no me cerciore de que algo es, entonces tan sólo viviré de conjeturas y creencias, y no tendré una certeza profunda.
Para saber algo, y no sólo “creerlo”, es necesario experimentarlo. Y para saber que con tan solo pedir se nos dará, habría que llevar la frase hasta la realidad. Una vez que empecemos a ver y atestiguar que esto es posible, que con tan sólo pedir se nos da aquello que solicitamos, entonces se convertirá esta sabiduría en una verdad, y podremos confiar más en nosotros, en nuestro poder creativo, y entender más no sólo cómo funciona este mundo lleno de grandezas y cosas sorprendentes, sino como funcionamos nosotros mismos, pues al conocernos mejor, entramos en las profundidades mágicas que los secretos de nuestro corazón encierra.
¿Cómo pedir?
Uno de los misterios que la frase encierra está en la palabra “pedir”.  Yo puedo encerrarme y pedir todos los días algo, y ver qué pasa el tiempo y nada sucede, lo cual va provocando que con el tiempo se pierda la fe y esperanza en lo que quiero obtener.
Para pedir, habría que entenderse antes algo: que el dador de todo lo que tengo y estoy por tener es algo muy Divino y Grandioso. Pero también puedo elegir que yo soy quien me da las cosas, lo cual entonces me limitaría a recibir tan sólo las cosas que dentro de mis posibilidades pueda darme. Así que si quiero algo más grandioso, quizá no pueda dármelo, porque mis límites creativos tienen su tope. Si deseo algo más grandioso para mi vida, un milagro, algo extraordinario, entonces necesito reconocer una presencia dadora más grandiosa en mí.
Yo puedo elegir qué quiero o deseo para mi vida, pero quien me ha dado todo lo que tengo es una energía Creadora que habita en mi. La energía Creadora no está separada de mí, Luego entonces, yo soy esa energía que actúa sobre todos  los asuntos de la realidad, y quien la transforma día con día. Así pues, lo único que tendría que hacer para empezar a recibir lo que pido, es dejar actuar esta fuerza creadora a través de mi, dejar que simplemente se realice a partir de lo que yo he elegido crear, lo que, dicho con otras palabras, sería lo mismo que dejar actuar a Dios a través de mi.
Sin embargo, no siempre se comprende bien qué significa exactamente dejar actuar a Dios en mí. Por eso, saber pedir exige practica y comprensión de lo que se hace. Para dejar pasar esa energía Divina a través de mi es necesaria, sobre todo, mucha intencionalidad, querer realmente aprender a usar el poder creativo, tener paciencia, participación y mucha constancia en la práctica.
El principiante de esta práctica puede toparse al principio con muchas barreras o dudas, pues encontrará que, cuando pide, hay muchos pensamientos que obstruyen este flujo Divino y la manifestación de lo que se pide.