María en la Vida de los Hispanos

Por el Padre Gregorio Congote

La presencia de la Virgen María es evidente en varios momentos de la liturgia hispana en los Estados Unidos.

Después de estar familiarizado con un rito del matrimonio sencillo que el Papa Pablo VI introdujo en su visita a Colombia en 1968, fue muy especial la primera vez que asistí a una boda en la ciudad de Omaha en la que me resultó nuevo ver a los recién casados recibir en la ceremonia una estatua de la Nuestra Señora la Vírgen de Guadalupe y un rosario que el sacerdote bendijo, y luego presentar una ofrenda floral a la Virgen María después de la comunión para pedirle que los proteja durante su vida matrimonial. Después aprendí que casi todos los hogares hispanos tienen un altar de devociones dedicado a la Virgen de Guadalupe.

Los recién casados ya contaban con lo más importante para su casa que es la imagen de la Virgen pues se le considera como un miembro de la familia que sabe lo que significa la pérdida de un ser querido, conoce del sufrimiento y de la muerte. Su ejemplo, intercesión y ayuda se convierten en fuente de consuelo. Ella se convierte en puente entre Dios y su humanidad.

Es importante conservar todas estas devociones, tradiciones y costumbres.

Recuerdo cuando me invitaron a una fiesta de un niño que cumplía tres años en Minnesota. Al principio no entendía la razón por la cual la recepción parecía una fiesta de quinceañeras con muchos invitados en un salón especial. Luego aprendí que cuando un niño cumple tres años es importante para la familia pues el niño recibe en la iglesia una bendición especial que conmemora la historia tradicional popular de la Presentación de la Virgen en el Templo a la edad de tres años.

El sacerdote después de bendecirlo le pide a los padres que continúen con la formación del niño en la fe y ellos públicamente aceptan este compromiso. Son muchos más los ejemplos que podemos citar de la Virgen María